Bienzobas is coming

 

Francia ha cumplido como un vecino cabal al entregar al terrorista Jon Bienzobas para cumplir en España las condenas que le fueron impuestas por cuatro delitos: 30 años por el asesinato de Tomás y Valiente, otros tantos por el de Rafael San Sebastián Frechoso; veinte más por depósito de armas de guerra y tenencia de explosivos y otros 186 por un atentado frustrado contra un minibús del Ejército en 1994.

Conocimos a Bienzobas a raíz del asesinato del catedrático Francisco Tomás y Valiente, el 14 de febrero de 1996, en su despacho de la Universidad Autónoma, mientras hablaba por teléfono con su colega, Elías Díaz, también profesor de la UA. Elías Díaz comentó: «Paco era un hombre de palabras, de libros, de reflexión, de razón, de acuerdo y de entendimiento. Todo esto es lo que han asesinado».

Con toda probabilidad, el asesino, ni lo sabía, ni le importaba. Tomás y Valiente podría explicar a los menguados golpistas catalanes qué es un preso político y qué no. El año anterior a su asesinato escribió en El País: “Si alguien dice que teme más a España que a ETA, (referencia expresa a Joseba Egibar que había declarado sobre los temores comparativos de los vascos en ese sentido) y otro añade que los etarras son presos políticos, nuevas formas de legitimación indirecta y no querida benefician a los asesinos”. El Parlamento vasco acabaría aprobando una resolución que negaba la condición de presos políticos a los terroristas presos.

Bienzobas había experimentado su bautismo de sangre seis años antes, al asesinar a Rafael San Sebastián Frechoso, mientras desayunaba en un bar de Getxo en 1990. Quince días más tarde, el diario Egin reproducía una autocrítica de los terroristas por haber asesinado a una persona que no era. En 2007, el asesino Bienzobas fue extraditado por Francia con carácter provisional, para que respondiera ante la justicia española por los dos asesinatos citados y los otros dos delitos de terrorismo que le valieron la condena de 266 años pormenorizada ‘ut supra’. Había sido detenido en Francia el 30 de enero de 1999, hace 19 años. Fue condenado a 18 años de cárcel por el robo de ocho toneladas de dinamita en Plévin. Bienzobas ha pagado más pena en cárceles francesas por un robo de explosivos que De Juana Chaos en las españolas por 25 asesinatos, hasta aquí puedo leerles.

Y los ha cumplido enteros. Francia es un país sin demasiados complejos en cuanto a la aplicación de la justicia se refiere. Su Código Penal incluye desde 1993 la cadena perpetua, que es revisable a partir de los 30 años. Actualmente hay en las prisiones francesas entre 500 y 600 penados de por vida. No parece que los penalistas en Francia compartan el curioso concepto del oxímoron que alienta el portavoz del PSOE en materia de Justicia en el Congreso, a saber: si es perpetua es revisable y si es revisable no es perpetua. Aquí se revisa a partir de los 25. No quiere decir que permanente quiera decir 25 años, sino que a partir de entonces se valorará la posibilidad de excarcelar al penado a petición suya en función de su resocialización. Es lo que hay. Y ahora que ya tenemos a este miserable, ¿porque no externalizamos el cumplimiento de la pena y se lo entregamos a Francia, que allí, parece que se dan más maña?