La aventura equinoccial de Carme Chacón

Ayer se materializó el gran acontecimiento académico del curso 13-14 en la vida académica y universitaria estadounidense: la incorporación de Carmen Chacón Piqueras al Miami Dade College. La noticia ha sido recibida con gran expectación entre los alumnos y el cuerpo docente, que han revivido aquella conversación en la que Mafalda trata de consolar a su amigo Miguelito ante su primer día de escuela: «No te preocupés, Miguelito. Ahora la escuela ya no es como antes. Los maestros no pegan a los alumnos», a lo que su amigo replicaba esperanzado: «Ahora, ¿son los alumnos los que pegan a los maestros?» «No, Miguelito, tampoco es eso». «¡Lo que me temía! En este país, los cambios nunca son de fondo.»

Es de esperar que los alumnos de Carmen no lleguen a creer que hay cambios de fondo, si se hacen con las pruebas de que la nueva profesora tiene un pasado como ‘chuletera’, y no cuando estudiaba COU, sino mucho más reciente, siendo ministra del Gobierno de España.

El caso es que ha puesto tierra por medio mientras su partido no sabe no contesta a muchos asuntos. La cabeza de lista por Barcelona en las últimas elecciones generales no va a estar para contrarrestar el desafío independentista de Artur Mas. Después de todo, podría argumentar, el presidente del Gobierno no se va, pero es como si no estuviera. Lo que tiene más intríngulis es que al marchar a vivir su aventura equinoccial, deje un dictamen sobre las profundas reformas que necesita su partido.

Tenía razón un dirigente actual no identificado, cuando decía en El País:

“Dice que quiere renovar el partido y desaparece en el año más importante, en el curso en el que nos la jugamos. Este año es clave: el caso Bárcenas, nuestra Conferencia Política, el desafío soberanista en Cataluña, las elecciones europeas, fundamentales porque serán las primeras de ámbito nacional después de la debacle de 2011… Y en ese contexto, ¿qué dice Carme Chacón? ¿‘Yo me voy y ya vendré a recoger el fruto de vuestro trabajo’? Menudo compromiso”.

El asunto, además, no es que Chacón escaquee, como es costumbre, en ella, en su partido y en otras fuerzas políticas, su responsabilidad, y se conforme con algo de  sentimentalismo. La cuestión es que el cargo nunca espera a quien se ausenta. Se hayan resuelto o no los problemas, a su vuelta se encontrará con el poder del partido en manos de cualquier Madina. Eso, con suerte. Si no la hay, tendrá que conformarse con ver la ascensión de Talegón, la gran esperanza blanca.