Tres legislaturas de balde

Pello Otxandiano seguido por su secuestrador de cabecera

No es Andoni Ortuzar un estratega muy fino para definir las líneas maestras de la política de su partido, pensó uno al ver la extravagante maniobra de cambiar de candidato delante de las urnas. Nunca ha sido una buena idea la de cambiar de caballo en mitad de la carrera. Por otra parte y una vez decidido el cambio de montura hay que tener cuidado con no cambiar a una más lenta. Iñigo Urkullu no es precisamente la alegría de la huerta, pero como en todo hay que ver comparado con qué. Imanol Pradales es más soso si cabe. Que el saliente y los votantes jeltzales son animales de costumbres, dicho sea con perdón. O sea que estaban más hechos a Urkullu y más vale lo malo conocido que ya se sabe. Por otra parte la causa del relevo viene a ser los resultados a la baja en las dos últimas consultas electorales, aunque eso no es del todo cierto, debe recordarse que Urkullu sacó 27 escaños en 2012, 28 en 2016 y 31 en 2020. Ahora se ha tenido que conformar con 27, doce años de balde. El saliente Urkullu había ganado cuatro escaños en las tres legislaturas que encabezó la representación del PNV. El sustituto Pradales ha perdido cuatro.

El resultado global es que el PNV ha ganado las elecciones con 27 escaños, en empate a escaños con EH Bildu, aunque con una ventaja de 2,7 puntos sobre los herederos de Batasuna. Doce escaños han alcanzado las listas que encabezaba Eneko Andueza, siete son los diputados del PP y contra la mayoría de los pronósticos, Amaia Martínez ha revalidado su escaño por Alava y Pablo Iglesias vuelve a estrellarse contra los hechos, vale decir con las urnas y desaparece del Parlamento Vasco. Recuérdese que en 2020 alcanzó seis escaños que anoche se le volatilizaron. Para más inri, su oscuro objeto de malos deseos, Sumar, consigue un escaño, lo que también viene a ser un resultado ridículo al no conseguir rentabilizar mínimamente el hundimiento de Podemos.

¿Y ahora qué? cabe preguntarse. Los analistas de ETB insistían mucho en los tres puntos que sacaba el PNV a EH Bildu pese a que ambos hayan obtenido el mismo número de escaños, como si eso fuera una anomalía, una rareza. En esta columna recordaba uno la semana pasada que en las elecciones de 1986, el PNV consiguió en la urnas 19.000 votos más que el PSE aunque alcanzó dos escaños menos, 17 frente a 19. Es triste, pero es así la vida.

La lógica parece indicar que los socialistas van a llegar a un acuerdo de Gobierno con el PNV. Los pujos de Andueza sobre la posibilidad, puramente teórica para su partido, de elegir socio de Gobierno. En parte porque él mismo lo había negado al decir que nunca apoyaría a EH Bildu. A Sánchez le conviene que pacte con Imanol Pradales. A Otxandiano lo recompensará mediante los pactos oscuros que tiene con el secuestrador Otegi. No va más.