Ada Colau, si us plau…

Relacionar los suicidios con el hecho de que no se contemple la dación en pago en la Ley Hipotecaria es una  muestra canónica de la falacia post hoc ergo propter hoc, acompañada de algún otro error de percepción. Durante la sesión del Congreso que decidió la admisión a trámite de la IPL de la dación en pago el pasado martes, 12 de febrero, la plataforma que pastorea la señora Colau presentó una proposición de Ley que fue admitida a trámite por unanimidad en el Congreso de los Diputados. En la Exposición de motivos cuantificaba trabajosamente el número, no de desahucios, ojo, sino de ejecuciones hipotecarias:

Desde 2007, año en que estalló la crisis, hasta el 2010, el número de ejecuciones hipotecarias se ha situado en 271.570. La evolución ha tenido un crecimiento exponencial: los datos de 2010 multiplican por cuatro las ejecuciones hipotecarias realizadas en 2007.

En total, vienen a ser 400.000, aunque no se entiende que no hayan sido cuantificadas por años, para que se vea la evolución un ejercicio tras otro, entre 2007 y 2012. Esa fue la cifra que manejó la señora Colau en sus tareas de agitación y esa fue la cifra que tres portavoces hicieron suya con ardor, tal como pueden ver en el Diario de Sesiones del Congreso. De esta manera:

Joan Baldoví, diputado de Compromís por Valencia:

 … las más de 400.000 familias que han perdido su vivienda (Diario de Sesiones del Congreso, pág. 22)

Joan Tardà, diputado de Esquerra Republicana de Catalunya por Barcelona:

400.000 desahucios padecidos por personas condenadas a la miseria por no haber podido pagar la hipoteca, víctimas de una guerra declarada por los especuladores del suelo, de la vivienda y de las finanzas instalados en el poder político y económico. (Diario de Sesiones del Congreso, pág. 23)

Leyre Iglesias Santiago, diputada del PSOE por Cáceres:

Si hoy tenemos este debate aquí es porque se han producido más de 400.000 ejecuciones hipotecarias, es porque hay miles de personas que están más allá de los límites de lo soportable, [Su Señoría debe de ser de letras; ¿cómo miles? ¡Centenares de miles!] es porque hay gente que directamente ha muerto. [Aquí tal vez debería haber precisado tal vez: «hablo por mi Grupo, que se opuso a la dación en pago cuando fue propuesta por IU y por UPyD»]. (pág. 29)

Hay en esto una gigantesca confusión de conceptos: nunca hubo en España 400.000 desahucios de primeras viviendas. La Asociación Española de la Banca estima que en el año 2012 se produjeron 2.500 desahucios. Hace tres meses, Economía cifraba los desahucios en una cantidad comprendida entre 4.000 y 15.000 en los cuatro últimos años.

¿De dónde viene este error? Esto es casi lo peor: de un un estudio, nada más y nada menos que del Consejo General del Poder Judicial, que realizó un informe en el que mezcló churras con merinas y sumó desalojos de primeras viviendas con segundas y terceras viviendas, viviendas en alquiler, lonjas y locales comerciales, establecimientos industriales e incluso tierras de labranza. Ésta es la expresión más acabada de la decadencia, cuando un informe del órgano de Gobierno de los jueces se convierte en la espuela de la demagogia, que secundan de buen grado parte de los representantes de la soberanía popular, como queda expresado más arriba.

Hay tres casos especiales entre sus señorías. Entre las invocaciones a Ada Colau como fuente de Derecho Constitucional destacó especialmente la del diputado Teodoro García Egea, diputado del PP por Murcia, que quizá creyó poder soslayar el temporal, hacerse el distraído, como si la cosa no fuera, señaladamente, con él y con su grupo:

Tras la reunión con la plataforma, a la que hemos transmitido en estos términos nuestra postura, hemos decidido que apoyaremos esta iniciativa. Señora Colau, representantes de la plataforma, se lo dije en la Comisión y se lo repito hoy, el Grupo Popular y la plataforma de Afectados por las hipotecas van por el mismo camino y al final de ese camino están los intereses generales de los ciudadanos (Rumores), y seguiremos trabajando y cooperando para alcanzarlos. (Diario de Sesiones del Congreso, pág. 34)

Además de la referencia hecha por la portavoz del PSOE, hubo otras dos que sacaron mucha punta al asunto de los suicidios. la primera de ellas correspondió a la diputada de Nafarroa Bai, Uxue Barkos, que abrió su intervención a porta gayola al filo mismo de la noticia, que por algo es periodista:

Señorías, quiero empezar dando lectura, de manera breve, a un comunicado de la Agencia EFE [Aquí se ve claramente que la señora Barkos es periodista: eso no es un comunicado, sino un despacho. Un comunicado sería si la noticia que contiene se refiriese a asuntos de la propia agencia, un suponer: La Agencia Efe aplicará un ERE de dos meses al 10% de su plantilla] que hacía público a las dieciséis y treinta y cinco de la tarde de hoy: Un matrimonio de jubilados se suicida cuando iban a desahuciarlos en Mallorca. La pareja explica que tomaron la decisión acuciados por la pérdida de su casa.

Por su parte, el diputado de ICV por Barcelona, Joan Coscubiela, no se quedó atrás a la hora de la demagogia:

déjenme que les diga con honestidad que nos hubiéramos podido ahorrar muchos sacrificios humanos si ustedes desde el principio de la legislatura hubieran aceptado de una vez por todas que este es un problema que había que abordar. (Diario de Sesiones del Congreso, pág. 30)

Sólo hubo un diputado que observó rigor en su intervención y que denunció el ‘golpismo de baja intensidad’ al que refería mi admirado Enric González en su columna.  Hago mía la expresión. Es la que conviene a lo que denunció Gorriarán en la tribuna del Congreso: el infame escrito amenazante que la señora Colau y sus montoneros enviaron a los Grupos Parlamentarios del Congreso. Vean aquí las amenazas íntegras y aquí el resumen del asunto, los dos últimos párrafos:

Observaciones: nadie se había dirigido en ese tono matón y perdonavidas a los representantes de la soberanía popular desde el capitán Muñecas Aguilar la tarde del 23-F de 1981. El golpismo es esto, la pretensión de usurpar por Ada y sus ardorosos la soberanía que no les corresponde. No tratan de convencer a los diputados de que admitan a trámite su IPL, sino que les coaccionan para que pasen a defender sus contenidos so pena de llamarles ‘asesinos’ si traducen adecuadamente las últimas palabras. La única forma posible de golpismo no es disolver el Parlamento y sustituir al Gobierno elegido por una Junta Militar. Obligar mediante amenazas a los diputados a tomar determinadas resoluciones es otra. No es el insulto o el lenguaje soez lo que hace al golpista, sino la usurpación y la amenaza. Observarán la diferencia de lenguaje entre la Proposición de Ley y la carta amenazante. Lo había formulado el Capone que interpreta Robert de Niro en ‘Los Intocables’: «Con una palabra amable y una pistola llegarás más lejos que con una palabra amable».

Sólo un diputado de los que hablaron aquella tarde defendió el mandato que le habían hecho sus representados: el diputado de UPyD por Madrid, Carlos Martínez Gorriarán:

Si esa ley no resuelve de un modo definitivo, desde el punto de vista legislativo y no mediante códigos extraordinarios, el problema de las deudas impagables sobrevenidas no tendrá nuestro voto, no va a tener nuestro apoyo; si lo resuelve de un modo eficaz y satisfactorio, entonces sí, pero dejemos de una vez de marear la perdiz, dejemos de aprobar cosas que, como aquella PNL sobre intereses hipotecarios de demora, finalmente no se convierten jamás en una disposición legal.

Para acabar del todo tengo que decir que para que haya este debate en esta Cámara no hace falta amenazar a los diputados; no hace falta enviarnos cartas a los grupos parlamentarios exigiendo en términos perentorios que son de coacción, que: o usted asume el cien por cien de mi iniciativa legislativa popular o yo le voy a acusar de ser culpable del sufrimiento de la gente, como señalaba la carta que hemos recibido los grupos parlamentarios; esto es impresentable. Porque aquí, como digo, llevamos por desgracia —ese sí es el problema— demasiado tiempo hablando de esto, pero no porque algunos ahora hayan descubierto la cuestión ni tampoco la solución mágica, porque la dación en pago no es más que un instrumento y no la panacea, y lo que se trata de resolver precisamente no es la venganza de algunos contra lo que consideran una actividad criminal aunque sea perfectamente legal y además imprescindible como es la bancaria; lo que se trata de resolver es la situación de desamparo en que han quedado muchos miles de ciudadanos por unos defectos jurídicos y legales que tienen fácil solución. (Diario de Sesiones del Congreso, pág. 28).

Otra cuestión: los suicidios. Hay uno fundacional, el de Amaya Egaña, en Barakaldo. No era una mujer en quien se hubiera cebado la crisis; cobraba un buen sueldo y su marido, otro. ¿Por qué dejó de pagar la hipoteca y de atender a los requerimientos del banco? Misterio. En última instancia, ¿por qué se suicidó? No creo que lo sepamos.

Los entusiastas de la falacia ‘post hoc ergo propter hoc’ a la que antes me refería estarán en condiciones de asegurar que la cláusula de la dación en pago habría bastado para que el matrimonio jubilado de Calvià hubiera conservado su instinto de supervivencia. Al día siguiente del Pleno, un hombre se ahorcaba en Alicante cuando iba a ser desahuciado de la vivienda que ocupaba en alquiler sin haber pagado el mismo en los últimos cinco años. ¿Habrá que incluir una cláusula en la Ley Colau para impedir que ningún casero sin alma expulse a un inquilino moroso por un detalle irrelevante como el impago del alquiler?

Los socialistas cuando gobernaban no pensaban esto. La ministra de la Vivienda, Carme Chacón, anunció la creación de seis juzgados específicos en Madrid para agilizar los desahucios. Después del fiasco de la renta de emancipación para jóvenes, cayeron en un pequeño detalle que se explica en las Facultades de Economía. Primer curso, primera lección. La ley de la oferta y la demanda, que pasa cuando la oferta es rígida o inelástica. Alguien con estudios debió de pensar: «A ver si tendríamos que hacer más elástico el mercado del alquiler para que aumente la oferta…».

No diré más, de momento, pero voy a guardar las declaraciones políticas y las columnas tricoteuses de la secta de adoradores de Ada Colau para cuando se produzca el colapso de los créditos hipotecarios.