Entre la división y la resta

Los socialistas están viviendo un proceso que se conoce bien en todos los partidos después de sufrir un revés en las urnas: “hemos hecho bien las cosas, pero no hemos sabido venderlas”. En el último año, el PSOE ha experimentado tres revolcones considerables: en Madrid, el 4 de mayo de 2021, en Castilla y León el 13 de febrero y en Andalucía el pasado 19 de junio.

Hay división entre Moncloa y Ferraz. No entienden en el Gobierno cómo los buenos datos de afiliación a la Seguridad Social no estimulan a los votantes. Habrá purga. Sánchez ajustará cuentas a la manera de Ramiro II el Monje y no va a ofrecer su cabeza como badajo de la campana. 

Luego está lo de Yolanda que invoca la suma para restar. La prueba más concluyente de su inanidad es que ese portento alternativo que es Guillermo Toledo ha escrito un tuit razonable por primera vez en su vida. Estaba yo en un marasmo intelectual profundo después de oír la presentación de su programa ‘Sumar’, cuando leí el juicio del actor: “Anne Igartiburu diciendo «hola corazones» tenía más discurso de clase y Leticia Sabater formas más adultas dirigiéndose a niños de siete años que esta otra presentadora.”

Quién me lo iba a decir, pero es que la altura del Gobierno ha llegado hasta este nivel, en el que un comicastro impresentable puede zurrarle la badana a una vicepresidenta y con esto está dicho casi todo. Bueno, no exactamente porque el desdén se transmite por endoso y la vicesegunda ha descalificado  a dos ministras de su obediencia: Irene Montero y Ione Belarra, hay que decir que con razón, con tanta, por lo menos, a Willy Toledo contra ella.

Yolanda convocó a la afición ayer “a todas juntas en ‘Matadero’ a  las siete y media” en un proyecto que se llama ‘Sumar’, aunque ha empezado por restar o quizá por dividir, estableciendo un númerus clausus que deja fuera de la convocatoria a los dirigentes de Podemos. Así lo admiten pastueña y disciplinadamente sus ministras Montero y Belarra y el portavoz en el Congreso del partido, Pablo Echenique, que han justificado su silencio en que era lo que Yolanda Díaz les había pedido. También pudieron argumentar que la ‘dirigenta’ había calificado su proyecto como “un proceso de escucha” y todo el mundo sabe que cuando se escucha no se debe hablar si quiere uno enterarse de algo. O sea, que pretende sumar, pero no a los dirigentes, sino a la sociedad civil. Hay una excepción: según la convocante del acto de ayer, solo habría un dirigente relevante: el secretario general del PCE, Enrique Santiago, quizá sin darse cuenta de que los términos ‘dirigente’ y relevante’ aplicados a Enrique Santiago constituyen un oxímoron clamoroso.

Por otra parte es justo reconocer que su interés por acoger a la sociedad civil antes que a la probada inutilidad de los dirigentes podemitas, es razonable. Lo sería más aún si convocara a pelo a los mimbres de esa sociedad civil que interesan a los líderes de los partidos, vale decir los votantes. Le pasaba a una hostelera de Valladolid que colgó en su bar un letrero visible: “Se necesitan clientes. No hace falta experiencia”.

Por otra parte, no sé yo si ‘Matadero’ es el nombre más apropiado para un proyecto que nace muerto, pero ya puestos a redondear podría convocar como estrella invitada a Txema Matanzas, aquel abogado batasuno que hacía doblete con su condición de etarra.