¿Todo o nada?

Hace un par de días traje aquí un editorial del diario El País, escrito en unos términos de crítica contra Artur Mas que yo no había leído antes. Llevado de entusiasmo los califiqué de ‘excelente’. Bien es verdad que en el texto había, no una, sino dos morcillas, def. 3 del DRAE: 3. f. coloq. Añadidura abusiva de palabras o cláusulas de su invención, que hacen los comediantes. Éstas:

O si el de la derecha española, el PP, no opusiera a la cerrazón nacionalista periférica una preocupante sordera centralista.(…)

Nunca como ahora los ciudadanos catalanes se habían visto constreñidos en tal grado al inconveniente cruce entre un soberanismo improvisado y el neocentralismo asfixiante, que reduce su personalidad lingüística, las atribuciones de su autogobierno y los mandatos de un trato inversor equitativo del Estado.

Prueben a tacharlas imaginariamente. Comprobarán que el original es, muy probablemente, el editorial tal como fue escrito, el Moisés después de que Miguel Angel quitara la piedra sobrante. El problema es que aquí no sólo no hay piedra sobrante. Mi error al dejarme llevar por el entusiasmo consistió en no comprender que la esencia del editorial son precisamente las morcillas, lo que se añadió a un primer texto que era muy bueno. Eso dota al texto de una notable incongruencia, al criticar con tanta dureza a Mas, para luego dejarlo resumido en ‘soberanismo improvisado’ frente a un neocentralismo asfixiante y lo que sigue, que son presentados como causas de la actuación de Moi Mas.

Ayer, el diario llevaba el titular que pueden leer arriba. ¿Todo o nada?¿Hemos soñado que en los últimos años, el Gobierno ha comprado a CiU los votos necesarios, pagándolos al precio que pidieron los nacionalistas? Mal puede ser jugar al todo o nada cuando la derrota de una estrategia estúpida no va a reportar consecuencias para el líder que la encabezó, ni para el partido que empujó, ni para la Generalitat, ni para nadie. El presidente del Gobierno no para de ofrecer diálogo para mejorar la  financiación, sin que Moi Mas se mueva de sun posición: o todo (pacto fiscal) o todo y también dos huevos duros (la independencia).

Si la realidad fuera como la retrata el sorprendente Cué, la derrota debería llevar aparejada la supensión de la autonomía catalana (lo que hizo el Reino Unido, ese modelo, con la del Ulster durante cuatro años y medio). Pero no seamos radicales. Dejémoslo en  doble o mitad. Si usted pierde esta batalla política devolverá al Estado la mitad de sus competencias. Reducción al absurdo se llama el procedimiento.

Los neocentralistas asfixiantes que «reducen su personalidad lingüística» se expresan en catalán en el Parlament, la candidata del PP, hasta en las televisiones nacionales. Recuerden que hasta la la hermana de Massi tuvo que irse a Argentina con su madre, porque no puede con el catalán y no han encontrado un colegio (algo como el modelo ‘A’ vasco), en el que pudiera estudiar en español. Tal vez en opinión de El País quien reduce las  atribuciones de su autogobierno y los mandatos de un trato inversor equitativo del Estado. sea el Tribunal Constitucional que eliminó algunas disposiciones del Estatuto Maragall porque no estaba bien que un Estatuto impusiera al Estado obligaciones de inversión sobre las que el estado no tenía nada que decir, un suponer.

Rajoy no juega a todo o nada. Su mayoría absoluta se ha negado a secundar una iniciativa de UPyD para sancionar penalmente a un dirigente que incumpla la ley al convocar un referéndum sin tener competencias para ello. Lo peor de la situación es que nadie se imagina que esto vaya a tener coste. El prudente Durán ya está maniobrando para negociar el premio de la consolación. Y se lo darán.